Lo que se necesita urgentemente en tal situación es un cambio radical de nuestra actitud frente a la vida. Debemos aprender por nosotros mismos, y enseñar a los hombres desesperados, que en realidad no importa lo que esperamos de la vida, sino que importa lo que la vida espera de nosotros . Hablando en términos filosóficos podríamos decir que se trata de una especie de giro copernicano : tenemos que dejar de preguntar por el sentido de la vida y en su lugar percatarnos de que es la vida la que nos plantea preguntas, cada día y a cada hora. Preguntas a las que no hemos de responder con reflexiones o palabras, sino con el valor de una conducta recta y adecuada. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la vida plantea, cumpliendo la obligación que nos asigna. Esas obligaciones y tareas, y en consecuencia el sentido de la vida, difieren en cada hombre, en un momento u otro, de manera que resulta imposible c...
Llena tu mente de sueños... Y tú agenda de acciones.