Una de las causas principales de la falta de entusiasmo es el sentimiento de no creerse amado, mientras que, al contrario, el sentimiento de saberse amado promueve el entusiasmo más que nada. Un hombre puede tener el sentimiento de no creerse amado por una variedad de razones. Puede considerarse a sí mismo una persona tan terrible que nadie podría amarlo, en la niñez puede haberse acostumbrado a recibir menos amor del que les daban a los otros niños o puede ser que, en efecto, nadie lo ame. Pero, en ese último caso, la causa quizás yace en una falta de confianza debido a algún infortunio previo. El hombre que no se siente amado puede adoptar varias actitudes como resultado. Puede hacer esfuerzos desesperados por ganarse algo de afecto, quizás con actos excepcionales de amabilidad. En esto, no obstante, es probable que no tenga éxito, pues el motivo de la amabilidad se percibe con facilidad por los beneficiarios y la naturaleza humana está construida de tal manera que le da ...
Llena tu mente de sueños... Y tú agenda de acciones.